IV. UNA RESPUESTA CONSECUENTE AL MENSAJE DEL EVANGELIO

El Evangelio nos llama a abandonar las obras malas y abrazar las buenas obras.
El Evangelio nos enseña un estilo de vida diferente; y con ese estilo diferente de vida podemos llenar de encantos la vida. El Evangelio procura que todos los que hemos venido a la luz no solo amemos la verdad, sino que la practiquemos, porque esta es la única manera en que podemos demostrar que nuestras obras son hechas en Dios.

Juan 3:21
“Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios”.

Efesios 2:10
“Pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas”.

El creyente que responde consecuentemente al Evangelio reconoce el valor de practicar la verdad, el valor de vivir la verdad y ser dominado por la verdad.
La verdad orienta nuestros pasos hacia lo bueno, lo justo, lo digno.
La verdad nos hace libres del engaño y la mentira.
La verdad nos convence y transforma el corazón contaminado.

El que practica la verdad viene a la luz para que la luz lo ilumine y manifieste sus obras en Dios. Si hay algo que reparar, va y lo repara; si hay algo que levantar, lo levanta; pero si hay algo que destruir, lo destruye porque su anhelo es practicar la verdad.

Proverbios 23:23
Compra la verdad, y no la vendas; y la sabiduría, la enseñanza y la inteligencia.
Cristo nos alumbra a través de su verdad.

Salmo 119:105
Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino.
¿Por qué los que practican la verdad vienen a la luz?
Porque anhelan andar en la verdad, anhelan ser transformados y anhelan la vida.

CONCLUSIÓN
“Y ésta es la condenación: la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas, pues todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al descubierto. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios”.
¿Qué aplicación práctica podemos extraer de este pasaje?
Dios siempre condenará lo malo que hagamos, aunque el mundo nos enseñe y nos haga creer lo contrario.
Dios permitirá que tú y yo seamos reprendidos para que salgamos de las tinieblas y vengamos a Él que es la luz.
El hábito de querer y practicar la verdad nos hará venir a Jesús para que nuestras obras sean manifiestas.
Un convertido debe odiar la mentira y amar la verdad.
«Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn. 8:12).
Por eso, ¡Ven a la luz!

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia  Reina-Valera 95 ®  © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. 
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