ESTUDIOS DE LA BIBLIA PARA

GRUPOS PEQUEÑOS

VEN A LA LUZ

 Texto: Juan 3:19-22
“Y ésta es la condenación: la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas, pues todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al descubierto. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios”.


Introducción
Antes de abordar sobre los versículos leídos quisiera contextualizar este pasaje. Un hombre judío llamado Nicodemo, principal de los judíos, vino a Jesús de noche interesado en saber de Él. Nicodemo reconoce que Jesús venía de Dios porque nadie sin Dios podía hacer las obras que Él hacía. Pero tanto Nicodemo como el resto de los hombres deben reconocer su necesidad de Jesús para nacer de nuevo y ser salvo; por eso, en el pasaje Jesús le dice a Nicodemo:


“De cierto, de cierto te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le preguntó: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: “Os es necesario nacer de nuevo.” El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo aquel que nace del Espíritu. Le preguntó Nicodemo: ¿Cómo puede hacerse esto? Jesús le respondió: Tú, que eres el maestro de Israel, ¿no sabes esto? De cierto, de cierto te digo que de lo que sabemos, hablamos, y de lo que hemos visto, testificamos; pero no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales y no creéis, ¿cómo creeréis si os digo las celestiales?” (Juan 3:3-12).


Note como Jesús se presenta como el que descendió del cielo y el que está en el cielo en un modo de existencia.
Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo (v. 13)


Ninguna de las costumbres religiosas de Nicodemo pudo transformar su corazón y hacerlo entrar al reino de Dios. Ahora Jesús le dice a Nicodemo el modo de lograrlo creyendo en ÉL. El nuevo nacimiento se recibe viniendo a Jesús, creyendo en Jesús, descansando en Jesús.


A partir de aquí, Cristo define su persona como el Salvador de todos los que creamos en Él.


“Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. »De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:14-18).
La presentación de Jesús a Nicodemo fue decisiva. Si Nicodemo quería nacer de nuevo, ser salvo, entrar en el reino de Dios y no estar condenado, debía creer en Jesucristo.
Esta presentación es la que nos lleva de la mano a la Escritura de hoy. Cristo no es una opción entre muchas para ser salvo. Él es la única opción para lograrlo. Es por eso que en el pasaje donde hemos centrado nuestra atención para predicar en el día de hoy se nos dice:


Y ésta es la condenación: la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas, pues todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al descubierto. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios (Juan 3:19-21).
¿Quién es la luz? Cristo es la luz.
Juan 8:12
“Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Por consiguiente, este pasaje parte de…

 

I. UN ANUNCIO GLORIOSO: “La luz vino al mundo”


1. ¿Qué es la luz? Jesucristo es la luz de la vida (Juan 1:4). No se trata de una mera luz fría como la de la luna. Es la cálida, compasiva y viva luz de la vida de Jesús (2 Ti. 1:10).
“pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio”.
Dice Juan en su primer capítulo 4 En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.


2. ¿A dónde ha venido esta luz? «Al mundo». «En Él estaba la vida», y Él estaba en el mundo (Juan 1:10). “En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de él; pero el mundo no lo conoció”.
Cristo estaba en el lugar de tinieblas y muerte para hacer resplandecer la luz de la vida. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).


3. Lo que esta luz revela. Esta luz revela la vida de Cristo, el amor del Padre, la santidad de Dios. Él es la imagen del Dios invisible. Como dice Pablo en Colosenses 1:15, “Cristo es la imagen del Dios invisible”.


Cristo revela la santidad de Dios y la verdadera condición y destino del hombre pecador si no se arrepiente y viene a Él. Cristo es la dádiva de Dios para que el hombre pueda ser salvo y pueda experimentar un nuevo nacimiento. Pero en el pasaje, Jesús nos habla de: